viernes, 20 de marzo de 2015

LAS OTRAS MEZQUITAS DE CÓRDOBA
Se dice que Córdoba, Qurtuba , llegó a contar con más de 700 mezquitas, aunque sólo hubiera dos mezquitas aljamas en Al-Ándalus durante el Califato, la de Córdoba y la de Medinat Al-Zahra. ¿Por qué? Porque sólo en ellas el califa dirigía la oración los viernes de la comunidad islámica.
Pues bien, debido al gran crecimiento que experimentó Córdoba, Qurtuba, desde la llegada de los musulmanes, hizo necesario la construcción de mezquitas en los numerosos arrabales, o barrios islámicos, para que la población pudiera realizar sus oraciones. De hecho, muchos de esos arrabales surgieron entorno a una mezquita ya levantada, construida bajo el patrocinio de la élite y aristocracia de la familia emiral, o de la administración.
Existía una ley islámica, cuyo origen se remonta a los primeros califas de Damasco, que prohibía terminantemente construir dentro de la Medinat ninguna otra mezquita de tamaño mayor que la mezquita aljama, de la capital del Califato de Damasco, lay que fue traída por Abderramán I.
Así nos encontramos restos de algunas mezquitas, que aún se mantienen en pie, pero convertidas en templos cristianos (Se dice que Córdoba, Qurtuba , llegó a contar con más de 700 mezquitas, aunque sólo hubiera dos mezquitas aljamas en Al-Ándalus durante el Califato, la de Córdoba y la de Medinat Al-Zahra. ¿Por qué? Porque sólo en ellas el califa dirigía la oración los viernes de la comunidad islámica.
Pues bien, debido al gran crecimiento que experimentó Córdoba, Qurtuba, desde la llegada de los musulmanes, hizo necesario la construcción de mezquitas en los numerosos arrabales, o barrios islámicos, para que la población pudiera realizar sus oraciones. De hecho, muchos de esos arrabales surgieron entorno a una mezquita ya levantada, construida bajo el patrocinio de la élite y aristocracia de la familia emiral, o de la administración.
Existía una ley islámica, cuyo origen se remonta a los primeros califas de Damasco, que prohibía terminantemente construir dentro de la Medinat ninguna otra mezquita de tamaño mayor que la mezquita aljama, de la capital del Califato de Damasco, lay que fue traída por Abderramán I.
Así nos encontramos restos de algunas mezquitas, que aún se mantienen en pie, pero convertidas en templos cristianos (ver Iglesias Fernandinas), y otras de las que cómo muestra sólo tenemos sus minaretes califales, imitando al de Abderramán III, encerrado en el interior de la Torre de la Catedral.



A este grupo pertenece el minarete de San Juan de los Caballeros, y el del Convento de Santa Clara.


Esta mezquita califal, tiene una historia muy similar a la del resto de edificios islámicos convertidos en templos cristianos, salvo que sus primeros propietarios cristianos tiene un origen real.

Bien, este templo levanta sus cimientos, según las últimas investigaciones llevadas a cabo en 1986 por Pedro Marfil, profesor, arqueólogo de la UCO,  sobre una primitiva basílica bizantina, de la cual queda como muestra un mosaico bizantino, con decoración vegetal, aves y geométricos.


En el año 976, no sabemos si antes o después de la muerte de Alhakam II, se construye una mezquita, de la que perviven el alminar (976-1010) y la puerta de calle Osio. Se convirtió en 1256 en convento de franciscanas, donado por Alfonso X el Sabio a esta orden.



Se transforma profundamente en el s. XIV, y las naves de la iglesia ocuparon el patio, la mezquita pasó a coro bajo y se le construyó otro coro alto, encima con yeserías y artesonados.
Durante el siglo XVIII se construyó una portada barroca a la calle Rey Heredia y unas galerías altas o balcones entre los contrafuertes. La fábrica de sillares a soga y tizón, son ocultados parcialmente bajo enfoscados.
Aún queda muestra de la puerta califal con arco de herradura en la  c/ Osio.

jueves, 5 de marzo de 2015

LA FUENTE DEL ELEFANTE
Esta fuente, que en origen pudo formar parte de una almunia califal, localizada en la finca del Caño Escaravita, formaba parte de un conjunto arquitectónico hidráulico de la misma.
Al igual que otras almunias, emirales y califales localizadas (Al- Ruminyya, Dar Al-Naura, Rabanales…), con sendas albercas, esta fuente muy bien sirvió de elemento de desagüe o trasvase a dicha alberca que luego distribuiría el agua para el riego de la finca califal o bien para conducir parte de ella a Córdoba para su uso por la población.
El agua, procedente de una acequia, la toma del arroyo del Molino donde se encuentra la estructura kárstica conocida como Los Baños de Popea  (ver más abajao) y llegaba hasta dicha estatua, emplazada sobre un pilar cuadrado, del que aun resaltan las marcas de las patas del animal a través de un conducto de plomo por su parte trasera, y salía a modo de cuerno por su frente.
Esta fuente del Elefante recibe su nombre de la escultura realizada en caliza gris que servía de soporte al caño de la misma, y que actualmente se encuentra en el museo del Arzobispado de Córdoba.





Antecedentes históricos
Se ha discutido mucho el origen de esta fuente y de la figura de elefante que le da nombre. Se sabe que las aguas del venero de Escarabita fueron utilizadas por los musulmanes para traer agua potable hasta Córdoba (el actual cortijo del Caño de Escarabita se encuentra a 400 m. de la fuente) relacionandose el origen de la fuente del Elefante con la construcción de los caños que transportaban dicha agua en época emiral. Por esto, tanto la fuente como el elefante han sido datados en época andalusí (siglo IX o X). Otros autores creen que la figura del elefante (o el animal que represente) tiene un origen anterior y sería reutilizada por los musulmanes o por quienes edificaran esta fuente. Los restos de construcciones de los que se encontraba rodeados dicha fuente, y que hoy se observan no son tan antiguos, pudiendo ser fechados en época moderna (siglos XVI - XVII), aunque esto no significa que el origen de la fuente sea anterior. (R. Córdoba)



La leyenda
M. Pimentel en su libro "Leyendas de Medina Azahara" nos cuenta la leyenda de que siendo pequeño el alarife de Medina Azahara, Maslama ben Abdallah, oyó contar a un ermitaño de la sierra de Córdoba una historia según la cual, al no saber qué hacer los romanos con los elefantes que dejaron los ejércitos cartagineses en su huida, pues no les cabían en sus caballerizas, los subieron a pastar a la sierra. Más en una época de sequía tremenda el más viejo de los elefantes golpeando con su pata en el actual sitio donde mana el agua la hizo brotar. Cuando Maslama, el alarife, estando ya al cargo de la construcción de Medina Azahara, subió un día a la sierra a la búsqueda de nuevos materiales para la ciudad palatina, se enteró de la muerte del ermitaño en el lugar cercano a la fuente, y mandó construir el elefante a uno de los escultores que trabajaban para él en Medina Azahara y así lo colocó en el lugar donde actualmente se halla, en memoria del ermitaño y de la leyenda que le oyó contar de pequeño.

(Enviada por F. J. Sánchez Polaina).