El origen de
la feria de la Fuensanta se sitúa en
torno a 1420. Según cuenta la leyenda un humilde cardador de lanas, Gonzalo
García, paseaba un día por el entorno preocupado por la enfermedad de su esposa
e hija, cuando se encontró a dos mujeres y un joven,( la Virgen, Santa Victoria
y San Acisclo) que le hablaron de las propiedades curativas del agua que
brotaba al pie de una higuera que había
junto a un arroyo. La esposa e hija bebieron este agua y sanaron. La propiedad
curativa de este agua alcanzó rápidamente fama por toda Córdoba, acudiendo
muchos enfermos de toda clase de dolencias para beberla.
22 años más
tarde, en 1442, un ermitaño tuvo una visión, que en el interior de la higuera había una imagen de la Virgen. Esto
le fue comunicado al obispo Sancho Rojas, quién ordenó abrir la corteza del
árbol en su presencia apareciendo una Virgen de barro con corona y, en el brazo
izquierdo, el Niño Jesús.