miércoles, 11 de noviembre de 2015

HACE MÁS DE MIL AÑOS
ABDERRAMAN III
Nace el 7 de Enero del 891 y muere en Medinat al-Zahra el 15 de Octubre del 961. Hijo de Muhamed y de Muzna  una concubina cristiana de origen vascón, de la familia navarra de los Aristas (su pelo era rojizo y sus ojos verdosos) era por tanto hispanovasco, con sólo una cuarta parte de sangre árabe, ya que una de sus abuelas, también era vascona, hija del pamplonés Fortún Garcés.
Abedrramán III
El octavo emir independiente y el primer califa Omeya de Córdoba. Fue el gobernante Omeya con el gobierno más extenso y duradero de todo el periodo de Al-Ándalus, cincuenta años  de luchas, de expansión política, económica y cultural de Al- Ándalus, alcanzando su cenit con la construcción de la ciudad palatina de Medinat Al-Zahra. Durante su gobierno, embajadas de emperadores, reyes e incluso la propia Iglesia, llegaban a Córdoba a pedir sus favores y apoyo a sus causas. Nombraba y deponía reyes según le convenía.
Grabado de Medinat al-Zahra (recreación)
Con su nombre, Abderramán -“siervo de Díos misericordioso”-Abul-Mutarrif –“el combatiente, vencedor de los enemigos”- ya  estaba predestinado para alcanzar el gran reino que profetizaba a su dinastía. El viernes 16 de enero de 929, Abderramán III, a semejanza de sus antepasados, se proclamó Jalifa rasul-Allah (sucesor del enviado de Dios) y amir al-muminin («príncipe de los creyentes»), como descendiente de los omeyas de Damasco, adoptó asimismo el título de al-nasir li-din Allah («el que obtiene la victoria para la religión de Dios»)
Su infancia fue bastante dura, ayudándole a forjar un carácter fuerte y enérgico, y en el cual tuvo mucho que ver su tía al-Sayyida, (la Señora) su tutora, no lo trato con cariño, llegando incluso al maltrato, ya que volcaba sobre él, el odio que había tenido con su padre, pues éste era el destinado a ser el futuro sucesor de Abd-Allah. Entre ella y su hermano de útero, Al-Mutarrif, le acusaron de conspirar contra el emir, siendo ejecutado 20 días después del nacimiento del pequeño Abderramán. Por ello mostraba su abuelo tanta predilección por él, cuidando su educación, sentándolo en el trono en actos oficiales y nombrándolo su heredero.
Su aspecto físico, según recoge  el Kitab al_Bayan de Ibn Idari, en el s. XIII era: “…de piel blanca, ojos azules y rostro atractivo; de buena facha, aunque algo recio y rechoncho. Sus piernas eran cortas hasta el extremo de que el estribo de su silla de montar bajaba apenas un palmo de ésta. Cuando montaba a caballo parecía alto, pero a pie, resultaba bastante bajo. Se teñía la barba de negro para parecerse a sus antepasados de Damasco”
Abderramán III a caballo
Supo sobre todo rodearse de personas inteligentes y que tuvieran a su altura, sin importarle la religión que profesaban, sólo que fueran fieles a su persona y al califato. Su médico, visir, controlador de Aduanas del puerto, astrónomo, escritor, científico, matemático y embajador en asuntos internacionales, no fue otro que el judío Hasday ibn Sahprut. Esto nos demuestra que no era nada fanático y poco religioso, diciéndose que le gustaba bastante disfrutar de los placeres, mujeres y bebida. Cuenta Ibn Hayyan que cuando  se emborrachaba podía  tener actuaciones extremas, es decir “tenía mal beber”, llegando a ordenar quemarle la cara a una de sus favoritas, por negarse a ser besada y mordida por él.
Embajada en el salón del trono de Medinat al-Zahra
También se dice que era cruel con sus enemigos y los traidores, tanto es así, que incluso mandó a ejecutar a uno de sus hijos, Abd-Allah, por atreverse a criticarlo y cuestionar su forma de actuar contrarias a la justicia, en el mismo salón real, delante de todos los dignatarios, como ejemplo, pues éste además no profesaba la ley maliki y si la shafi'i.
Aunque según cuentan “las malas lenguas”, Abderramán III contaba en su harem cerca de 3.000 mujeres, otros dicen que pasaba las 6.000, pero lo cierto es que sólo 4 de ellas fueron sus favoritas. Llegaron a darles entre todas, dieciocho o diecinueve hijos varones y dieciséis hijas. Una de ellas era incluso hija de su tío abuelo el emir al-Mundir, Fatima, llamada al-Sayyida al-Kubra (la Gran Señora)
Puerta de la casa del visir
La más atrevida de todas ellas, Maryan, una esclava cristiana, compró una noche con el califa a Fátima, convirtiéndose a partir de entonces en su favorita, gracias a la noche tan fabulosa que le hizo pasar, y en la madre del heredero y futuro califa; Alhakem II. Pero además fue también la madre de la princesa Wallada.
En los últimos años de su vida, fue la dulce Mustaq, con la que tuvo su último hijo, al-Mundir, el último califa. Nayda ibn Hussein, una lavandera de la que se enamoró cuando paseando por la orilla del rio la vio y se enamoró, hermana de un esclavo jefe de su ejército, fue con la que pasó sus últimas noches.

Vemos que  al-Zahra, no aparece por ningún lado, fue una leyenda creada posteriormente  para entender la creación de la ciudad.
 Harem con favoritas


Velada musical
En su actividad bélica, prefirió utilizar preferentemente la diplomacia, antes que la espada, y supo ganar batallas si desenvainar el alfanje. En cada circunstancia Abderramán, de acuerdo con sus colaboradores, tanteó la situación, negociando, pactando y ofreciendo privilegios, prebendas y cargos políticos y militares; pero también recurrió a la astucia, al engaño, a la amenaza y a la crueldad más extremada para recuperar el poderío pretérito de la dinastía y proseguir sin descanso su misión pacificadora. Ejemplo de ello es la crucifixión, que sufre el cadáver de Omar ibn Hasfún en las puertas de Córdoba, tras ser tomada y arrasada Bobastro, por los años de rebeldía. Hizo ejecutar a 100 prisioneros frente a la terraza del alcázar de la Dar al-Naura, cortándoles la lengua y la cabeza, en un mismo día. Según Ibn Hayyan, llegó a hacer colgar a los hijos de unos negros en la noria de su palacio como si fueran arcaduces (ánforas), hasta que murieron ahogados.
Prisioneros cristianos de la batalla de Valdejunquera
Aunque hubo casos en los que encerró e incluso se ajustició a los rebeldes, lo más habitual fue que se sometiesen por la presión de las sucesivas campañas y que recibiesen a cambio cargos y favores de Abderramán, que a menudo los incluía junto a sus hombres en el ejército cordobés.
Abderramán estaba emparentado por línea materna con la casa real Arista-Iñiga de Navarra, y, a través de ésta, con los reyes de León, justificando así su intervención en los reinos hispánicos, y el continuo enfrentamiento entre su tía la reina Toda de Navarra, y la petición de ayuda para recuperar el trono Sancho el Gordo de León.

Uno de los elementos que provocaban la inestabilidad en el al-Ándalus era el núcleo bereber, que estaba en continuas luchas para adquirir el mismo estatus que los descendientes de los primeros grupos de árabes. Para neutralizar esta situación, Abderramán y consolidar el poder central, decide introducir en la corte cordobesa a los eslavos, grupo de esclavos de origen europeo. Es este grupo, el que conformará su guardia personal, y que jugará un papel muy importante en la “fitna”, que pondrá fin al califato cordobés.
Puso fin a las sublevaciones de las coras rebeldes, recuperando territorios cedidos por sus antecesores en el emirato.
En el 950 recibió en Córdoba a una embajada enviada por Borrell II, por la que el conde barcelonés reconocía la superioridad califal y le pedía paz y amistad.
Algunos de los hombres que contribuyeron al engrandecimiento del califato de Abderramán III fueron, el chambelán Badr, su general Ahmad ibn Abi Abda, Hasday ibn Sahprut, el obispo Recemundo, el genral Galib, entre otros.
Creó la ceca para la emisión de monedas de plata los dirhemes, y dinares de oro,  acabando así la crisis monetaria existente hasta entonces. Si en un primer momento estuvo en Córdoba, en el 947 es trasladada a Medinat al-Zahra
 Dinares de oro
Dirhemes de plata
Introdujo y extendió nuevos cultivos, como los del arroz, el trigo duro —para pasta—, el sorgo, la caña de azúcar, el algodón, las naranjas, las sandías, los plátanos y las berenjenas; se amplió notablemente el cultivo de regadío, lo que mejoró las cosechas y redujo las hambrunas.
Fue un gran impulsor de la cultura, convirtiendo a Córdoba en la principal ciudad de Europa Occidental, rivalizando con las grandes ciudades como Bagdag, y Constantinopla, a lo largo de un siglo.
Doto a córdoba de la primera universidad de Occidente, una escuela de medicina y veterinaria, setenta bibliotecas, una escuela de traductores del griego y del hebreo al árabe. Se dice que el número de mezquitas oscilaba entre 700 y 1600 (depende de las fuentes). Creo una gran flota, para el control de las costas del Mediterráneo frente a los fatimíes y los piratas.
Plano de las zonas urbanizadas de Córdoba en el s. X
El 15 de octubre del 961, a los setenta y tres años de edad, muere uno de los personajes más importantes de nuestra historia…..Su cuerpo fue trasladado a la rawda del Alcázar de Córdoba, y en el diario que se dice escribió, cuenta que a lo largo de toda su vida, sólo había tenido 14 días de felicidad.