La Córdoba del Siglo XIX



A. Ponz (1725-1792) dedicó gran parte de su vida a viajar y a escribir sobre las ciudades y sus conjuntos históricosl. Ponz  fue encomendado por el entonces fiscal del Consejo Real, Campomanes, a realizar un viaje por Andalucía para describir e inventariar las obras de la Compañía de Jesús que habían quedado diseminadas en sus colegios e iglesias tras su expulsión (1767). Sería entonces cuando idearía Ponz su proyecto más amplio de viaje por España, con el objetivo de conocer, y dar a conocer, la situación real del país y de esta ciudad.

Según Ponz, al perímetro defensivo del casco histórico, aporta en unas primeras noticias informa acerca de su estado de conservación, su antigüedad e incluso de su considerable amplitud

El amplio perímetro que acoge al casco histórico cordobés da muestras de la gran importancia que esta ciudad tuvo en época califal, así como del estado de postración en el que cae posteriormente, sin que su po­blación alcance cifras suficientes como para ocupar y aprovechar todas la posibilidades que le ofrece el espacio intramuros y, por tanto, tampoco necesite expandirse extramuros . "La longitud de las murallas de este recinto [...] fue meticulosamente medida en el siglo XVI por el regidor Andrés Morales y Padilla, siendo su perímetro de 8.769 varas castellanas, o sea, 7.278 metros. Estas murallas se comunicaban al exterior por trece puertas" (López Ontiveros, 1981: 120-121)


Croquis de la ciudad amurallada y sus parroquias

Además, quedaba la ciudad dividida, como afirma nuestro autor, en quince parroquias, que fueron catorce tras la conquista cristiana de Córdoba por Fernando 111 el Santo en 1236, pero a las que se añadiría en el siglo XIV la de San Bartolomé en la Villa, aunque ésta desapareciese en el siglo XVI, quedando agregada a la de Santa María (catedral), y en el mismo siglo XVI surgiera extramuros, en el arrabal del Campo de la Verdad, la parroquia del Espíritu Santo, con el fin de satisfacer las necesidades espirituales del conjunto de pobladores que quedaban asentados en aquella margen izquierda del río Guadalquivir. Y es que, aunque la mayoría de la población se encontrase, como decíamos,  en el interior del antiguo recinto amurallado  durante la mayor parte de la Edad Media y Moderna, no obstante, a partir de este último periodo, se constata la presencia de algunos  pequeños arrabales extramuros, entre ellos el mencionado del Campo de la Verdad, el de Ollerías o el de Tejares (Aranda Doncel, 1999; Fortea Pérez,  1978; Martín López,  1996).
 
 
Actividades desarrolladas en la Plaza de la Corredera s.XVIII y XIX


1º Suelta de dogos contra los toros.    2º  Exhibición y vuelo de "pendones".


Durante la guerra de Independencia, el gobierno de los afrancesados elaboró en 1811 el llamado Plano de los Franceses, el primer plano urbano de Córdoba realizado de manera científica. Por ello, ha resultado
ser un documento imprescindible para analizar el pasado y el presente urbano de la ciudad.

          Plano Topográfico de la ciudad de Córdoba de 1811 (conocido como «Plano de los Franceses»)
 Ejes viarios, puertas y nudos de comunicación interna principales de la ciudad de Córdoba en 1811.
 Los enclave indicados como «nudos de comunicación interna» son los siguientes: 
1) plaza de Santa Marina; 2) plaza de San Andrés; 3) plaza de San Pedro; 4) Espartería; 5) plaza de San

Salvador (Capitulares); 6) plaza de Pescaderías; 7) Santa Ana; 8) Blanco Belmonte; 9) plaza del Triunfo del Puente, y 10) plaza del Campo Santo.

(Elaboración del mapa Martín Torres Márquez, José Naranjo Ramírez Departamento de Geografía y Ciencias del Territorio, Universidad de Córdoba)


Alzado de la  Plaza de la Corredera 1896



plaza de la Corredera S.XIX
Es a partir de la invasión napoleónica, que Córdoba inicia su modernidad urbanística, derribando lienzos de murallas y creando espacios abiertos para el uso y disfrute de la población, como es el caso de los jardines de la Agricultura, inaugurados a primeros de Marzo del 1811, por el afrancesado alcalde Domingo Badía Leblich, tras expropiar el terreno. Poseía un aspecto característico de los jardines franceses, llenos de parterres y árboles, pero en 1864, sufren una remodelación y transformación
para incluir un espacio radial que confluyen en plazas, decorando éstas con bancos de forja, de obra decorados con azulejo sevillano, palomares, etc. adquiriendo un aspecto más romántico, mucho más acorde con la época. Estos jardines son también conocidos popularmente como "Los Patos" debido al nombre del estanque que hay en el centro del jardín, que da el toque inglés. 
Estos jardines servirán de inspiración para la creación de los jardines del Palacio de San Telmo 1893, que se incorporará al posterior Parque de Maria Luisa en 1914.
 Bancada corrida de fábrica del jardín Romántico
 de mediados del S. XIX
 Detalles de la decoración en azulejo sevillano 
del s.XIX con sentencias de Séneca




 Restos de banco de fábrica con el escudo de la ciudad
Plazuela central de los jardines decimonónicos 

Los Jardines de la Victoria un espacio en Córdoba, lleno de encanto y señorío, por encontrarse en uno de los ejes viarios de la ciudad próximo al centro de negocios de la misma, y a la Estación del Ave y Autobuses, siendo objeto de modernización a partir del s. XVIII hasta nuestros días.
Pues bien, este lugar fue en la época romana una de las principales necrópolis de la Colonia Patricia de Corduba, tal como lo atestigua los restos del mausoleo del s. I d. C.
Mausoleo de un rico patricio.
Durante la Qurtuba islámica, fue un ejido, próximo a las murallas de la Medinat, aunque algunos aseguran la existencia de un pequeño beaterio femenino, con autoinmolación incluida, por la persecución islámica.
Según algunos textos, parece que desde finales del s. XII, existía ya algunos predios, prolongándose hasta cerca del arrabal de Al-Ruzafa.
Tras la llegada de Fernando III a Córdoba, decide donar este espacio para la fundación del Santuario de Ntra. Sra. de las Huertas, hospital y casa de Emparedadas. Es por orden de los Reyes Católicos, durante su estancia en Córdoba, que deciden cambiar el nombre a dicho santuario, convertido en convento, con el nombre de Ntra. Sra. de la Victoria.
En 1509, se decide el traslado de las Emparedadas a otro convento de la ciudad, para establecerse en el la nueva orden de religiosos de San Francisco de Paula o Mínimos, conservando todos los títulos anteriores además de Mínimos, creciendo la edificación, hasta convertirse en uno de los principales conventos de la ciudad.
Llegamos así al 1810, que se produce una exclaustración durante la invasión napoleónica, y en 1836 se produce su desamortización, siendo comprado tanto el convento cómo sus huertas por  D. Francisco García Hidalgo, que en 1865 lo vendió al Ayuntamiento, el cual derribó el edificio en 1867 para ampliar el Real de la feria, las huertas se convertirían en viveros de los paseos. (Ramírez de Arellano).

Paseo de la Victoria, (siglo pasado, década de los 30).

En 1776, parece que se inicia su paulatina transformación hacia un espacio de ocio y recreo público para los cordobeses. El Corregidor D. Francisco Carvajal y Mendoza, decide construir dos calles perpendiculares, delimitadas por árboles y con una plazuela en su intersección con fuente incluida, a modo de los jardines versallescos. Para ello rellena el espacio existente entre la muralla de la Puerta gallegos y los terrenos inmediatos al convento.
Ya desde el momento de la primera desamortización, todos los Ayuntamientos han tratado de mejorar este espacio, junto con los Jardines de la Agricultura, convirtiéndolos en un espacio único.
Estatua y quiosco de música del s. XIX





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