domingo, 16 de noviembre de 2014

17 DE NOVIEMBRE DÍA DE SAN ACISCLO Y VICTORIA



17 DE NOVIEMBRE DÍA DE SAN ACISCLO Y VICTORIA
EL OLVIDO DE UNA CIUDAD
A algunos de nosotros nos puede sonar ligeramente estos dos nombres, pero ¿de qué nos suena? Los más mayores, si saben relacionarlos ¿Quizás? Pues bien, aunque no lo parezca son los patronos de nuestra ciudad. Son estos, sobre los que se advocó la protección de la ciudad durante más de once siglos, aunque a principios del s.XVII, parece que fue el Arcángel San Rafael quien desplazó en la preferencia de los cordobeses en la invocación de esa protección.

Pues bien la historia de estos personajes se remonta al año 204 de nuestra Era, durante el dominio del emperador Septimio Severo (según el Oposculo Martirial de Antonio Moyano Ruiz) y otros (como Ramírez de Arellano) los sitúa con Diocleciano un siglo más tarde 304.
Dos jóvenes hermanos, que profesaban el cristianismo, y que fueron criados por su ama, Minciana (según nos cuenta Ramírez de Arellano), tras quedar huérfanos. Pues bien, estos jóvenes fueron llevados a presencia del juez de la ciudad para renegar de su fe, para ser sometidos a muy variadas y doloras torturas. Fueron azotados, quemados los pies, trataron de ahogarlos y finalmente, a la joven Victoria le cortaron los pechos y la lengua para luego ser atravesada por flechas, todo ello como espectáculo en el Anfiteatro. A su hermano Acisclo lo llevan hasta la orilla del río, junto a la boca del manantial en la orilla oriental derecha del Guadalquivir para degollarlo y finalmente dejar allí su cuerpo.
Minciana recoge el cuerpo de Victoria en la oscuridad de la noche, y lo traslada hasta donde se encuentra el de su hermano, dándoles sepultura.
Y es ahí donde la gente del pueblo empieza a visitar el lugar, levantando hacia el s. III la primera basílica cristiana. Este primer templo cristiano de grandes dimensiones, sufrió grandes ataques a lo largo de siglos, como los del rey visigodo Agila en el 554, y Leovigildo 584 para sacar del templo a su hijo Hermenegildo, donde se había refugiado, quemando el edificio para hacer salir al mismo. Posteriormente lo convirtió en un establo.
 Con la llegada de Fernando III, entrega este ruinoso templo junto con las huertas que lo circundaba, a la orden del Cister para su explotación, construyendo el primer monasterio de la ciudad, dando el nombre de los Santos Mártires en el s. XIII.
Parece ser que algunas de sus reliquias fueron esparcidas por el resto de España, para su veneración, pero siglos más tarde se recuperaron. En 1125, se decide trasladar sus restos de la Basílica junto al río, para ser llevados a San Pedro, y ser enterrados con otros santos más, entre ellos San Januario, Marcial y Fausto (según Ramírez de Arellano) .
Los siglos posteriores sufre diversa suerte, reconstrucción, deterioro y desaparición. Quedando reducido su tamaño casi a una pequeña capilla, que fue la que visitó el rey Felipe II en el 1570, cuando arribó a Córdoba en el mes de agosto.


Finalmente a mediados del s. XIX, debido a la desamortización, tanto la basílica como el monasterio son desmontados, iniciándose la edificación de la pequeña Ermita de los Santos Mártires entre 1880 y 1881  que en la actualidad contemplamos.
En su interior se encuentra unos de los sarcófagos romanos paleocristianos con estrigilos, más antiguos de España, Su tamaño es reducido, por lo que pertenecería a alguna persona joven. En material marmóreo, decorado su frente con imágenes de la vida de San Pedro, separados por placas de estrigilos. Su datación corresponde hacia el 320 d. C, los primeros años del cristianismo como religión oficial en todo el Imperio, con Constantino el Grande.


  

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