Dia 13 de la luna de ramadan del
año 198 de la Hegira (dom. 7 de mayo del 814 de J. C.) Se
produce el levantamiento de los vecinos del arrabal más extenso de la Córdoba
del s. IX, el arrabal de Saqunda, con un total de mas de 25000 vecinos, frente a
Al-Hakem I. Como consecuencia son sentenciados a muerte los cabecillas y expulsados
de Al-Andalús el resto. Este barrio es el conocido hoy por el Campo de la
Verdad. (Ruta Río, subruta del Arrabal)
Campo de la Verdad/Arrabal del Sabular o Secunda
I.—Ocupacion de
Alejandría
El
grupo principal emigrado de Córdoba se hizo a la vela hacia la tierra de Misr (Egipto),
desembarcando en las proximidades de la ciudad de Alejandría. El recibimiento
que les hicieron no fue tan cordial como esperaban, y ello, sin duda, motivo
que aquel grupo pacifico de emigrantes se transformara en un improvisado
ejercito y se apoderasen de la ciudad a mano armada, como nos cuentan los
historiadores.
La ocupación de Alejandria por los andaluces desde el año ciento noventa y ocho (814 de nuestra era) hasta el doscientos doce (828 de nuestra era) , o sea catorce años musulmanes: duro trece altos y siete meses.
Nos hablan de que el emir de Alejandria, ante la invasión, tuvo que transigir con los
andaluces, de que hubo una entrega de una cantidad de dinero (la cuantía no se
especifica en ningún autor), que fue facilitada a los desterrados con la
condición de salir de In ciudad para que fuesen a establecerse en alguna isla
del Mediterraneo que no estuviese dominada por los musulmanes.
Conquista de
Creta ( llegan en el año 830 tras ser expulsados de Alejandria )
Los
andaluces, bajo el mando de Abu-Hafs Omar ben Choaib el-Balluti (1), que
algunos autores dicen que ya capitaneaba el grupo cuando se apoderaron de
Alejandria, escogieron la isla de
Creta para establecerse bien en
apoyo de Abu el-Mahacin. La expedición andaluza tuvo que mantener una gran campaña contra los griegos y, acaso, tuviera esta dos fases
diferentes. Una desde su desembarco, el ano doscientos doce, hasta
una fecha que no nos es exactamente conocida, pero desde
luego, anterior al alto doscientos dieciocho; durante este primer
periodo Abu Hafs solo buscaría hacerse firme y hacerse
reconocer por una parte de los griegos. Otra, de expansión y conquista
de Ia totalidad de is isla, que pudo durar perfectamente
hasta el ano doscientos treinta (842 J.C), ya que no hay que olvidar
que se trataba de la isla mayor del archipiélago.
Podemos,
pues, afirmar que los andaluces desembarcaron en la isla de Creta en el año
doscientos doce (830 J.C) , que se establecieron totalmente sobre la isla en el año
doscientos treinta, y que fueron
arrojados en el alto trescientos cincuenta; gozaron, pues, de un periodo de
absoluta independencia de ciento veinte años musulmanes(961/62 J.C) . Desde el momento de su
expulsión nos encontramos completamente faltos de datos para conocer la suerte o infortunio
de los descendientes de aquellos quince mil andaluces que arribaron a
Alejandría; probablemente, si recogemos la indicación de Aben el-Atir, pasarian a la Ifrikia y se
fundirían en
la masa musulmana del África, a donde tantos de sus hermanos
aportaron la inquietud de la raza hispano-arabe de Andalucia La expedición se salio del lugar desde Africa, y al
Africa volvieron.
III.—Fundacion
de la ciudad de Fez (814/15)
Otro de los grupos de andaluces desterrados de España por Al-Hakem se dirigió al Magreb. De ellos, los mas, poblaron la naciente
ciudad de Fez; otro grupo, constituido por familiares de los beni Musa, se
establecieron en Uazakkur y, por ultimo, otros fundaron la ciudad de Aguiga, en un total aprox. de más de 9000 individuos.
Los autores arabes descomponen la fundación de Fez en dos fechas que
tenemos forzosamente que aceptar.
—El-Bekri dice: «El barrio de los andaluces fue fundado en el año
ciento noventa y ocho (814, J.C)
En la actualidad todavía se sigue llamando el barrio de los andaluces a
toda aquella parte de Fez el-bali (el antiguo Fez), comprendida entre el río Fas y las murallas de Bab Fotuh (la puerta de la Conquista); y la Gran Mezquita
de los Andaluces conserva los mismos privilegios que la del Kairuan. Junto al río hay una infinidad de molinos y tenerias, establecidos, sin duda, por aquellos habitantes.
Puerta de los Andaluces Mezquita del barrio de los Andaluces
Quienes eran estos beni Musa?
los beni Musa—o hijos de Moises—fueron una colonia, mas o menos numerosa,
de judíos españoles que sufrieron el duro castigo del emir—ya que tuvieron que
abandonar su patria—bien por haberse comprometido en la revuelta o bien por
terror a sufrir posteriores represalias. Y esta diferencia de raza debió ser, precisamente, la que
les obligo a que su linea de emigración fuese totalmente diferente a las
seguidas por los grupos anteriores.
Esta gente, decían, era tan belicosa y se hicieron tan molestos a sus
vecinos que tuvieron que sostener una guerra contra aquellos que habían saqueado. Vencidos
en una batalla, en la que tuvieron muchas perdidas, se dispersaron en el territorio de Agmat; un pequeño grupo, que fue perdonado, obtuvo el permiso de
quedarse en Uazakkur
Las Bibliotecas de Córdoba en al -Ándalus
Es
conocida la fama de ciudad culta la que adquirió Córdoba durante su capitalidad de al-Ándalus, fama que estaba
más que justificada.
Según algunas fuentes árabes", la
primera biblioteca propiamente dicha constituida ya en tiempos islámicos fue
la del príncipe omeya Jálid b. Yazid b. Mu` áwiya (m. 85 H./704 d.C.), pionero
en hacer traducir obras griegas al árabe.
La Córdoba andalusí empezaría a tener
sus libros árabes y, cómo no, sus primeras colecciones o bibliotecas
árabes durante el siglo IX de nuestra Era, al ir desde entonces predominando lo
escrito sobre lo oral en aquella cultura árabo-islámica.
Durante la primera mitad de dicho siglo IX, el emir `Abd al-Rahmán II (822-852) abrió de par en par las puertas cordobesas a las traducciones del griego al árabe y en general a las aportaciones orientales.
Durante la primera mitad de dicho siglo IX, el emir `Abd al-Rahmán II (822-852) abrió de par en par las puertas cordobesas a las traducciones del griego al árabe y en general a las aportaciones orientales.
La competencia bibliófila entre los
diversos Poderes islámicos fue muy operativa para
la constitución de las bibliotecas palatinas, convertidas así en emblema
regio y tasa de potestad, como uno más de sus "tesoros", en este caso
"de libros" (jazá 'in al-kutub). Así ocurrió entre los Omeyas, también en al-Andalus, y entre
sus más o menos contemporáneos los Idrisíes, los Rustamíes, los Aglabíes y
los Fatimíes en el Magreb, además de las magníficas bibliotecas regias en
Oriente". Sobre el simbolismo prestigioso de las posesiones de libros, recuérdese que los
Omeyas de Córdoba conservaban entre sus tesoros bibliográficos el célebre
Corán del califa Ttmán, traído a al-Andalus por `Abd al-Rahmán I, que estuvo en
Córdoba hasta que los Almorávides se lo llevaron a sus bibliotecas del Magreb,
seguramente a Marrakech .
El califa al-Hakam II de Córdoba, lleno
de "pasión" por
los libros, logró reunir, según Ibn Hazm e Ibn Jaldün",
400.000 volúmenes. Se dice que hizo traer
de Bagdad, Egipto y otras provincias de Oriente las
más brillantes y prestigiosas obras y las composiciones más raras relacionadas
con las ciencias antiguas y modernas, de las cuales llegó a reunir, al final
del reinado de su padre y, después de éste, durante su propio reinado, una cantidad
similar a la que habían conseguido reunir
los califas `abbásíes en un tiempo mucho mayor.
Hasday Ibn Shaprut en la Corte de Abderramán III.
Cuadro
de Dionís Baixeras 1885. Universidad de Barcelona
Cuando estalló la guerra civil, las
autoridades de Córdoba se vieron obligados a vender
los tesoros de los Omeyas, y entre ellos "la totalidad de los libros y
el resto de los enseres que habían quedado en
palacio.... De este modo, se difundieron
esos libros por las comarcas de al-Andalus; entre ellos había verdaderos
tesoros de las ciencias antiguas, que habían escapado a las manos de los que habían
examinado la biblioteca de al-Hakam II, en tiempos de Almanzor, éste ordenó la quema de libros, produciendose la ocultación de obras. También todas las personas que habían mantenido ocultas las obras que poseían sobre estas ciencias las dieron a conocer, pues, durante el período de taifas, dejaron de resultar sospechosas. Libros de al-Hakam II llegaron a adquirirlos los reyes de la taifa de Toledo, Sevilla, Córdoba, Almería y otras ciudades'''.
Los reyes de taifas rivalizaron también
como mecenas cultos y como poseedores de bibliotecas palatinas, y, tras ellos,
los Almorávides entraron en Córdoba, desde el 27 de marzo de 1091.
También en esta capital y en otras, los Almorávides procuraron adquirir por
varios medios manuscritos, que fueron
enviando al Magreb, sobre todo, seguramente, a su
alcázar de Marrakech.
Después, los Almohades, heredaron el
imperio y los tesoros de los Almorávides, entre ellos sus libros. El tercer califa
almohade, Yúsuf, reunió casi tantos libros, se dice, como el omeya al-Hakam
II. Compraba y requisaba, y sólo de
obras científicas llegó a poseer 200.000 volúmenes.
Considerado uno de los mayores sabios del pueblo judío, cuya capacidad de análisis se sigue admirando en la actualidad, Maimónides, conocido como el Rambam (acróstico formado con su nombre), fue también médico del gobernante musulmán Saladino. Creó una oración especial para los sanadores, el equivalente judío al juramento hipocrático, que a menudo recitan los médicos que acuden a visitar su tumba.
Maimónides murió en El Cairo en 1204, y
sus restos se enterraron de nuevo posteriormente en Tiberíades. El camino que
lleva hasta su tumba es simbólico, con dos arroyos (el nombre de su padre,
Maimón, procede de la palabra hebrea mayim, que significa agua) y con siete
columnas a ambos lados en las que están inscritos los nombres de los 14
capítulos de su célebre codificación de la Mishná, la Mishné Torá.
La tumba de
Maimónides, situada en el centro de Tiberíades, se ha convertido en uno de los
lugares de peregrinación más importantes para los judíos en Israel. Una gran estructura metálica situada
sobre el conjunto de la tumba simboliza una corona en señal del gran respeto
que se profesa a Maimónides en la tradición judía, recoge la famosa máxima hebrea «De
Moisés a Moisés no hubo otro Moisés», y explica que viene a decir que «desde el
profeta Moisés hasta Moisés Maimónides no hubo en el judaísmo ningún otro Moisés que pueda compararse
con esos dos»
Plaza de Tiberiades, monumento a Maimónides, en la proximidad de su casa
Sinagoga
El médico cordobés árabe Albucasis, elaboró un texto donde se recogía de forma extensiva, la abundancia de plantas existentes que podían contribuir a mejorar la salud a través de su consumo, indicando al mismo tiempo cuando y de qué modo debía hacerse uso. para que sus virtudes fueran más efectivas. Este manuscrito fue encontrado en la Biblioteca de Lieja, Francia, por Rafael Castejón.
Cuando la civilización árabe utilizó los tesoros científicos que Grecia y Roma habían ido acum ulando junto con Alejandría, y después Bizancio, las obras de farmacopea se multiplicaron.